1. No recordaba los nombres propios
3. Cuando estoy hablando, de pronto me paro y no sigo, porque no
recuerdo, a veces, lo que voy a decir o cómo sigo.
En fin, creía que había comenzado a tener un enemigo en mi cabeza cuyo nombre empezaba con A. Hoy leyendo en
Quejarse sobre fallos de la memoria es un hecho muy frecuente en personas de 50 años de edad para arriba. Se traduce en no poder
recordar el nombre propio de un individuo, de entrar a una habitación
sin saber qué se iba a buscar, olvidar el título de una película,
dónde se dejaron los anteojos o las llaves.
En estas edades, más de la mitad de los adultos presenta esta dificultad lo cual indica que más que una enfermedad es una característica de los años que se tienen.
Para que algo se pueda recordar, el cerebro dispone de tres circuitos operacionales que deben funcionar armónicamente.
El segundo es que la información percibida debe ser transferida a dos lugares del cerebro donde se depositan los datos:
· Los hipocampos
· Los circuitos de Papez.
Si estas zonas están dañadas, la información no podrá ser "grabada" por el cerebro y se perderá a pesar de que la persona haya prestado mucha atención. Es precisamente lo que se estropea en la enfermedad de Alzheimer ya que los hipocampos empiezan a deteriorarse.
Si estas zonas están dañadas, la información no podrá ser "grabada" por el cerebro y se perderá a pesar de que la persona haya prestado mucha atención. Es precisamente lo que se estropea en la enfermedad de Alzheimer ya que los hipocampos empiezan a deteriorarse.
Aunque los olvidos puedan ser consecuencia de fallos en alguna de las tres zonas mencionadas, solamente la segunda (consecuencia de daños en los hipocampos) es para preocuparse y ocuparse, ya que en la actualidad los médicos disponen de diversos estudios de sencilla realización que permiten precisar la causa de los olvidos.
facilitan también un tratamiento precoz en caso de necesidad. Especialmente si además de olvidos, hay dificultades para planificación de actividades, en realizar las competencias habituales,
percibir menos capacidad para solucionar problemas nuevos y para sostener roles sociales no rutinarios.
2. Interés
3. Atención
Espero que después de leer esto os quedéis más tranquilos. ¡Ah! ¿A qué no os olvidáis de tomar el café?
GRACIAS A HÉCTOR POR EL APORTE AL BLOG.